miércoles, 16 de octubre de 2013

Mal piensa quien no es bueno

Desde hace dos años se está celebrado en Cataluña el 12 de octubre, día de la Hispanidad, con un éxito que va en aumento, como quedó demostrado la semana pasada. En Barcelona ese día, al menos en los aledaños de Plaza de Cataluña, que es donde discurren los actos en favor de la unión de todos los españoles, se vive un ambiente de festividad y buena armonía como en pocos lugares y ocasiones se ven por estas latitudes. A pesar de ello, cuando se acerca el consabido acontecimiento
empiezan sospechosamente a surgir multitud de voces, afines al nacionalismo o al independentismo, desde instituciones y medios de comunicación públicos o privados, que tratan por todos los medios de asociar a grupos radicales y violentos con una concentración cívica y festiva. Pues bien, el primer año no acertaron; el segundo, tampoco. Es más, los únicos actos violentos que se registraron, un año y el otro también, fueron perpetrados por radicales independentistas, como la inmensísima mayoría de episodios de naturaleza política que se produce en Cataluña a lo largo de todo el año. No obstante, tengo el convencimiento de que el año que viene, cuando se acerque el gran evento, volveremos a oír a líderes políticos de Cataluña y su caverna mediática hablar de la cara de serafines que gastan los independentistas y de cómo van medrando en la base del cráneo de todos los demás, cual si fueran demonios, unas rarísimas protuberancias calcáreas.

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