martes, 23 de julio de 2013

¡Al pronto!

En las últimas horas ha saltado a la palestra mediática y política una exposición (El Sevillano) sobre la inmigración llegada a Cataluña, procedente de otros rincones del resto de España. Todo porque el Museo de Historia de la Inmigración de Cataluña trata de “inmigrante” al que se estableció en esta comunidad autónoma en el siglo XX llegado de Sevilla, Madrid, Lugo, Murcia… No obstante, con leer a Camilo José Cela o Josep Pla, entre otros, o en su defecto simplemente con consultar el diccionario de la Real Academia Española [(http://lema.rae.es/drae/?val=inmigrar), (http://lema.rae.es/drae/?val=pa%C3%ADs)] se evitarían muchas polémicas estériles en el trato con esta gente nacionalista. Aunque, bien mirado, también fueron inmigrantes quienes se establecieron, provenientes de Reus, Solsona o Blanes, en la Barcelona del mismo periodo histórico y a estos no tienen por costumbre colgarles el sambenito de “inmigrantes” los nacionalistas de Cataluña. Porque es innegable que los nacionalistas de Cataluña se han mostrado en estos últimos años como unos consumados maestros en el uso de la controversia sobre temas que, en las más de las ocasiones, solo son producto de la imaginación. Y, por si todo lo anterior fuese poco, encima han logrado que muchos ciudadanos e incluso líderes políticos entren al engaño nacionalista mientras otras muchas iniciativas que sí son inequívocamente reprochables pasan inadvertidas para todo dios en el resto de España.

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