miércoles, 23 de marzo de 2011

Vara en vena

En referencia al deplorable episodio lingüístico acaecido en el Congreso (lenguas cooficiales en diversas Comunidades Autónomas), me limito a exponer que las leyes rara vez caen a gusto de todos. Sin embargo, en tanto y en cuanto sean las que son por aprobación democrática se deberían respetar. Harina de otro costal es que sean justas. En el caso de que no lo fueran, tan pronto se consigan los desequilibrios parlamentarios que establecen los reglamentos de la Cámara, pueden modificarse o abolirse. Lo que me resulta más difícil de discernir es la vena que les entra a ciertos nacionalistas de cambiar la vara de medir según el caso. Y por caso ilustro a aquellas personas que viven ajenos a la realidad de Catalunya o influenciados por partidos estales que muestran una acusada propensión a negar dicha realidad para interesadamente marcar rentables distancias dogmáticamente con su contrincante político. Soy Castellanohablante nacido en Catalunya y a estas alturas acumulo dos pronunciamientos del Síndic de Greuges de Catalunya instando a sendos ayuntamientos (gobernados por ERC y CiU), desde los que se me han conculcado derechos lingüísticos inalienables, a cumplir el código legal vigente (Estatut de Catalunya, entre otras leyes de obligado cumplimento) en esta materia normativa. Luctuosamente, la cifra es anecdótica porque tales anomalías totalitarias se detectan con suma facilidad en multitud de consistorios; es decir, sólo resta que se produzca la denuncia, se aporten las pertinentes pruebas y el órgano defensor de los derechos ciudadanos se pronuncie con buen tino: en Catalunya existe, y está bien extendida, la discriminación lingüística pero… al catalán castellanohablante. Sólo me limito a dejar constancia del pasmo que me producen los políticos en general y los nacionalistas en particular. ¡Al margen de lo dicho no digo ni oxte ni moxte!

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