miércoles, 10 de noviembre de 2010

Colorín colorete, por la chimenea sale un cohete

De no ocurrir acontecimientos que alteren traumáticamente el normal devenir de los acontecimientos, en pocos días podríamos constatar cómo se suma otra -la enésima- prueba inequívoca en el haber de aquellos que sostenemos que el ardid político del último Estatut de Autonomía no obedecía a exigencia social alguna sino a otro mecanismo que permitiese seguir ahondando en el intento de pintar de un solo color la identidad colectiva de los que vivimos en Catalunya. No ya que las innumerables encuestas sobre intención de voto para las inminentes elecciones al Parlament de Catalunya, que también, sino lo que se capta cuando el ciudadano de a pie sin la férula del micrófono del medio de comunicación de turno expresa su opinión en improvisada charla: que aquellos “díscolos” partidos (Ciutadans y PP) que, además de votar en contra del Estatut, interpusieron recurso de inconstitucionalidad -indirecta o directamente- al Tribunal Constitucional incrementarán el porcentaje de los sufragios recibidos, incluso con la irrupción en la escena autonómica de otra formación política (UPyD) que luchará denodadamente por entrar en la cámara catalana con idéntica intención, desde sus obvias diferencias ideológicas, de arrojar Realidad sobre el monocromatismo de la identidad “oficial” y, por consiguiente, diluir esa pátina que se ha ido formando a lo largo de tres décadas en las que la clase política dominante no ha reparado en gastos para mantenerla a salvo.

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