viernes, 5 de febrero de 2010

A barras derechas

La precisión léxica en Catalunya cobra un relieve de una importancia superlativa para ciudadanos poco amigos de las adhesiones inquebrantables al régimen nacionalista. Para el resto, como el que oye llover, tiene tan interiorizado ciertos mensajes que no repara en lo que chirría la ficción que destilan. El hecho de que a nuestros dirigentes políticos no les resulte cómodo usar términos como “ciudadanos”, “catalanes”, “seres humanos”, en la mayoría de las hueras proclamas con las que cansinamente nos taladran, resulta un buen indicador de lo que resulta accesorio, incluso contraproducente para el interés general de la ciudadanía. Por consiguiente, con suma facilidad se podrá observar en sus discursos, por reiterativos hasta el hartazgo, que el supuesto beneficiario que los mueve va desde “el país” hasta “el territorio” pasando por "la lengua patria”.

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